Durante los últimos años, el motosharing parecía ser el futuro de la movilidad urbana. Empresas de sharing eléctrico inundaron las calles de ciudades como Madrid o Barcelona con miles de motos disponibles a golpe de app. Sin embargo, hoy el fenómeno parece estancarse: menos usuarios activos, caídas en la rentabilidad y, en muchos casos, reducción de flotas.
La gran pregunta es: ¿por qué cada vez más usuarios se están alejando del motosharing y optan por tener su propia moto eléctrica?
1. La falsa promesa del ahorro
El motosharing nació con la idea de ser más barato que tener un vehículo propio. Pero en la práctica, los precios por minuto se han disparado. Viajes de apenas 15 minutos superan fácilmente los 4-5 euros. Si lo comparas con el coste de recargar una moto eléctrica propia, la diferencia es abismal.
Un usuario frecuente acaba pagando en un mes de sharing lo que equivaldría a la cuota de financiación de su propia moto eléctrica. Y con la moto en propiedad, cada trayecto deja de sentirse como “pagar por usar”.
2. La disponibilidad: cuando más la necesitas, menos hay
Uno de los grandes problemas del motosharing es la falta de fiabilidad. No siempre hay motos disponibles cerca, y muchas veces las que están, tienen poca batería o fallos de mantenimiento.
En cambio, con tu propia moto eléctrica sabes que siempre estará lista cuando la necesites. Es tuya, está en tu garaje o en la puerta de casa, y con la batería cargada.
3. La experiencia de conducir cambia
El motosharing estandariza el producto: todas las motos iguales, todas con el mismo equipamiento. En cambio, tener tu propia moto es una experiencia mucho más personal.
Puedes elegir el modelo que se adapta a tu estilo, personalizarlo, cuidarlo y disfrutar de esa relación “emocional” que el sharing nunca podrá ofrecer.
4. Seguridad y mantenimiento bajo control
En sharing, el mantenimiento es compartido… y no siempre impecable. Los usuarios no cuidan igual un vehículo que no es suyo, lo que aumenta desgaste y fallos.
Con tu propia moto eléctrica, el control es tuyo: revisiones programadas, piezas en buen estado y un plus de seguridad al saber que nadie más la ha usado de forma irresponsable.
5. Subvenciones y ventajas de la propiedad
Las ayudas públicas como el Plan MOVES III permiten ahorrar muchísimo dinero en la compra de una moto eléctrica en España. Esto hace que tener tu propia moto sea cada vez más accesible.
Además, con una moto eléctrica propia disfrutas de ventajas como el estacionamiento gratuito en muchas ciudades, acceso a zonas de bajas emisiones y una clara revalorización de la inversión frente a pagar por minuto en motosharing.
Conclusión: del “usar y devolver” al “mi moto, mi espacio”
El motosharing tuvo su momento, pero la tendencia de los usuarios muestra que lo que realmente buscan no es solo moverse, sino hacerlo con confianza, ahorro y un vínculo personal con su vehículo.
Las motos eléctricas en propiedad se consolidan como la opción más racional y emocional: económicas, siempre disponibles y diseñadas para durar.
En Velca creemos en una movilidad que no dependa de la prisa ni de la incertidumbre. Por eso diseñamos motos eléctricas accesibles, sostenibles y con la garantía de que son tuyas, para siempre.
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