La Movilidad Eléctrica y nuestros políticos: mucho discurso, poco ejemplo

En estos días, no hay político que no hable de la importancia de reducir la contaminación y de mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades. Desde discursos rimbombantes hasta planes de sostenibilidad, parece que la movilidad eléctrica es la “niña bonita” del momento en el ámbito político. Pero, ¿cuánto de esta pasión por lo “verde” se traduce en hechos? Lamentablemente, parece que muy poco.

Según datos del Portal de Transparencia del Congreso de los Diputados, no hay un solo político español que declare tener una moto eléctrica. Sí, has leído bien: cero motos eléctricas entre nuestros representantes. Sin embargo, parece que otros medios de transporte más “lúdicos” sí son bienvenidos. Entre las propiedades de nuestros diputados encontramos tres barcos e incluso un tractor. ¿Sorprendente? Pues no debería serlo, si consideramos que el “discurso verde” muchas veces se queda en eso, en palabras.

Tampoco va de motos la cosa: 0,8% de los diputados tienen un coche eléctrico. 

Políticos 0,0: cero motos, cero Emisiones

Hemos dado la voz de alarma al revelar estas estadísticas. El Congreso de los Diputados, al parecer, está lleno de lo que podríamos llamar “políticos 0.0”: cero motos eléctricas, cero compromiso real con la movilidad sostenible. Y no es solo en el caso de las motos eléctricas; el panorama para los coches eléctricos no es mucho mejor. Solo el 0,8% de los diputados (tres de 350) declara tener un coche eléctrico. Es decir, aquellos que nos insisten en la necesidad de cambiar nuestro modelo de movilidad no aplican esa misma urgencia en sus propios hábitos.

¿Dónde está la coherencia?

El discurso político actual insiste en que la movilidad eléctrica es fundamental para mejorar la calidad de vida en nuestras ciudades. De hecho, los diputados promueven restricciones en las Zonas de Bajas Emisiones, establecen ayudas para la compra de vehículos eléctricos, y nos hablan de la necesidad de que los ciudadanos “hagan su parte”. Pero, ¿cómo podemos esperar que la ciudadanía adopte estas medidas si quienes las promueven no lideran con el ejemplo?

Como bien dice Emilio Froján, CEO de Velca, “si los políticos no predican con el ejemplo, los ciudadanos tampoco se suben a la nueva ola de la movilidad eléctrica”. Y tiene toda la razón. ¿Cómo puede alguien motivarse a hacer un cambio tan relevante, en términos económicos y de hábitos, si quienes lo proponen no están dispuestos a hacerlo ellos mismos?

El problema con el Plan Moves III

Parte de la crítica apunta también al Plan Moves III, el programa estatal de ayudas a la adquisición de vehículos eléctricos. En teoría, el plan debería facilitar la transición a la movilidad eléctrica, ofreciendo incentivos para aquellos que decidan comprar un vehículo eléctrico, ya sea una moto o un coche. Sin embargo, en la práctica, el programa está plagado de problemas.

El Plan Moves III ha demostrado ser lento y burocrático. Los usuarios que intentan acogerse a las ayudas deben enfrentarse a trámites complejos y a tiempos de espera que, en muchos casos, superan los 12 meses y, en algunos casos extremos, hasta dos años. Para Emilio Froján, la solución está en “articular incentivos directos y revertir los largos tiempos de espera”. Porque, ¿de qué sirve un incentivo que llega cuando ya casi se nos ha olvidado que lo solicitamos?

Las contradicciones de la política española

Es interesante observar la contradicción entre el mensaje que se da a los ciudadanos y las acciones de los políticos. La movilidad eléctrica, especialmente en las ciudades, no es solo una cuestión de modernización; es una necesidad de salud pública. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), en nuestro continente se producen al menos 238,000 muertes prematuras al año por la mala calidad del aire. Esta cifra debería ser suficiente para movilizar a todos los sectores de la sociedad, incluyendo, por supuesto, a los políticos.

Y sin embargo, en lugar de liderar con el ejemplo, los diputados optan por medios de transporte que nada tienen que ver con la sostenibilidad. La elección de tener barcos y un tractor, en lugar de optar por vehículos eléctricos, envía un mensaje muy claro: para ellos, la sostenibilidad es algo que otros deben asumir.

Barcos y Tractores: ¿a qué responde esta elección?

Quizás algunos se pregunten, ¿por qué tienen barcos y un tractor en lugar de una moto eléctrica? La respuesta puede estar en que los barcos y el tractor son, en muchos casos, vehículos de “ocio” o de “trabajo profesional”. Pero esta elección revela un problema de prioridades. Mientras los ciudadanos son empujados a reducir sus emisiones, muchos de nuestros representantes siguen viendo la movilidad eléctrica como una opción “alternativa” y no como la norma. Y es que la penetración de la moto eléctrica en el Congreso de los Diputados es del 0%.

La Moto Eléctrica como alternativa real

Hemos sido uno de los actores más críticos frente a esta realidad. En un contexto donde cada vez más ciudades imponen restricciones a los vehículos de combustión, la moto eléctrica representa una alternativa real y accesible. No solo permite moverse sin restricciones en las Zonas de Bajas Emisiones, sino que también ofrece beneficios claros en términos de coste y mantenimiento.

Sin embargo, la adopción de motos eléctricas sigue siendo baja en España, y parte de la culpa recae en la falta de incentivos reales y en la incoherencia de un discurso político que pide a los ciudadanos lo que no exige a sus propios representantes.

Reflexionemos: ¿estamos en el camino correcto?

Este es el momento de cuestionarnos si realmente estamos en el camino correcto. La transición a la movilidad eléctrica no puede depender solo de la buena voluntad de los ciudadanos. Requiere un cambio de mentalidad que empiece desde arriba. Porque, al final del día, los ciudadanos suelen seguir el ejemplo de sus líderes. Si los políticos no están dispuestos a hacer el cambio, ¿por qué deberían hacerlo los demás?

El futuro de nuestras ciudades depende de la movilidad sostenible, pero ese futuro no se alcanzará solo con discursos. Hace falta coherencia, compromiso y acción. Y mientras nuestros diputados sigan prefiriendo barcos y tractores a vehículos eléctricos, el mensaje que se envía a la sociedad es uno de falta de compromiso.

Conclusión: movilidad sostenible para todos

Es hora de que nuestros políticos se suban al tren (o mejor dicho, a la moto) de la movilidad eléctrica. Las palabras ya no bastan; necesitamos líderes que demuestren su compromiso con el medio ambiente a través de sus propias decisiones. Velca y otras empresas de movilidad eléctrica están trabajando para ofrecer alternativas reales y sostenibles. Ahora solo falta que quienes gobiernan nuestro país las adopten y promuevan de manera coherente.

En resumen, si realmente queremos un futuro más limpio y menos dependiente de los combustibles fósiles, necesitamos que todos —incluidos nuestros políticos— se involucren de verdad. Y si eso implica cambiar el barco y el tractor por una moto eléctrica, ¡bienvenido sea!

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